Foto por Ursula Noboa
- Normalmente tendemos a aferrarnos a los pensamientos que aparecen como positivos, y a huir de o rechazar a los pensamientos que aparecen como negativos. Tanto el aferrarnos, como el huir o rechazar, incrementa los efectos de los pensamientos en nosotros y nos vuelve vulnerables ante la impredictibilidad de nuestras mentes.
- El acto de “observar un pensamiento” inmediatamente genera una separación entre el observador y el pensamiento, lo que puede eliminar mucha de la carga emocional que éste trae consigo.
- Nuestra mente es una herramienta muy útil para nosotros, y no es “el enemigo”. La mente trabaja laboriosamente 24 horas al día todos los días de nuestra vida, procesando toda la información que recibimos a través de nuestros sentidos en tiempo real, además de almacenar, organizar y catalogar toda experiencia pasada. Sin nuestra mente, no tendríamos recolección alguna de por qué no es buena idea tocar el fuego o por qué es buena idea mirar a ambos lados antes de cruzar la calle.
- Es importante admitir que por el hecho de que nuestra mente almacena (como si fuese un disco duro) toda nuestra experiencia de vida, es muy fácil llegar a la conclusión “YO soy mi mente”. Después de todo, nuestra idea de quien somos en esta vida se ha generado en gran parte a raíz de nuestra interacción con el mundo exterior y de las circunstancias particulares que nos ha tocado vivir.
- Pero hay una diferencia importante entre YO (aquél que observa, siente, piensa), y el contenido de nuestros pensamientos. Nuestro YO, quienes somos en verdad, se encuentra sosteniendo todo sentido de identidad que haya venido del exterior. Nuestro YO es estable, mientras que desde el exterior vienen las etiquetas y los juicios.
- El problema ocurre cuando nuestro YO se identifica con nuestros pensamientos, que vienen cargados de etiquetas y juicios. Por ejemplo: el que YO piense que puedo volar no lo hace una realidad – pero igual pasa que, sin darnos cuenta, tomamos toda la información que nuestra mente nos proporciona como su fuera un hecho. Por ejemplo; si hemos escuchado desde afuera que somos débiles, o no merecedores de amor o respeto, entonces es muy probable que alguna parte nuestra asuma esto como verdadero.
- Con este ejercicio practicaremos el ser simples observadores de nuestro mundo interno, y SER desde aquella parte nuestra que nunca cambia cuando todo lo demás cambia.
- La naturaleza de esta realidad es que todo cambia, todo se transforma, todo está en constante movimiento. Las cosas exteriores tienen nombres y formas, pero cada una de ellas no es más que un conglomerado de nombres dentro de más nombres. Por ejemplo; un auto no es más que un conglomerado de piezas (llantas, timón, tuercas, etc.). Podría decirse que una persona no es más que un conglomerado de átomos, pero en una persona hay algo distinto: la naturaleza de aquél que percibe, aquel que conoce, aquel a quien la vida le ocurre.
- ¿Cómo sé entonces quién soy? Como observadores conscientes, con nuestra atención y por medio de nuestros sentidos, percibimos todo objeto del mundo exterior. Así, por un proceso de discriminación, podemos negar todo aquello que no somos, para así quedar con aquello que no depende de nada ni nadie para su existencia, aquello que soporta e ilumina la existencia de todo aquello que percibimos; nuestro YO.
- Si algo puede ser objeto de mi atención entonces está claro que eso NO es quien yo soy. Así como puedo discriminar mi YO de objetos externos (no soy mis manos, ni mis ojos) también podemos discriminar mi YO de objetos internos (no soy mis pensamientos, mis sensaciones o emociones).
- Nuestros sentidos, y por ende nuestra mente, no pueden percibir las esencias de las cosas, por ende permanecen atados a la naturaleza cambiante de la realidad. Al simplemente SER desde nuestro YO, y permitirle a la mente ser la mente -- sin juzgarla -- retomamos nuestra capacidad de estar en el momento presente.
- La mente, como una pelota de ping-pong, está limitada a eventos de nuestro pasado (experiencias guardadas en nuestro “disco duro”) y a eventos del futuro (utiliza material existente de nuestra historia y lo proyecta hacia posibles desenlaces futuros). La mente puede recordar e imaginar, sólo YO puedo SER.